Uno
de los objetivos del programa de actos y cultos diseñados para preparar la
Coronación Canónica de Nuestra Señora del Valle era integrar a los diferentes
colectivos que componen nuestra Iglesia Local; de entre ellos, especialmente,
se quería hacer partícipes al resto de Hermandades locales para que sintieran
este acontecimiento como propio. Así, uno de los primeros actos celebrados fue
la Convivencia de Hermandades que se realizó en el Convento de las Hermanas
Carmelitas y en la que todas las corporaciones compartimos oración, formación,
comunión y alimento.
Igualmente
sirvió para reunir a todas, la Festividad de la Inmaculada en la que juntas
celebramos la Función Principal en honor de la Purísima Concepción de María y
salimos a la calle a rezar el Santo Rosario con los diferentes Simpecados y
Estandartes de cada Hermandad.
En
esta misma línea y de un modo más íntimo y cercano con cada corporación se han
venido celebrando las distintas Misas de Confraternización con las diferentes
Hermandades aglutinadas según su carisma.
Así,
buscando en cada momento la fecha más propicia en la que ni hubiera cultos de
otras Hermandades, ni otras actividades relacionadas con las corporaciones
implicadas en nuestra celebración; estas Eucaristías han venido salpicando el
calendario de la Coronación y el litúrgico de nuestra Parroquia.
La
primera de todas ellas tuvo lugar el 12 de febrero y, como no podía ser de otra
manera, se realizó en unión con la Hermandad Sacramental. Tres miembros con
varas de esta corporación más el estandarte llevaron a cabo la procesión de
entrada junto a los mismos representantes de nuestra Hermandad. Posteriormente,
los máximos representantes de ambas instituciones presidieron la mesa de
Nuestra Hermandad en la que se encontraban las dos varas doradas. Al finalizar
la celebración, nuestro presidente entregó la Medalla de Hermano de la
Corporación enmarcada como símbolo de fraternidad de las dos Corporaciones.
Similar
ritual se repitió en la tarde del 26 de marzo. En este caso, dado el tiempo
litúrgico en el que nos encontrábamos, la celebración eucarística fue
compartida con las cuatro Hermandades Penitenciales de nuestra ciudad:
Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón, Hermandad de Nuestro Padre Jesús
Cautivo, Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Hermandad del Santísimo
Cristo de la Buena Muerte. La celebración se inició con la entrada de los
representantes de las distintas Hermandades acompañados de sus estandartes que
se colocaron a los pies de Nuestra Patrona, las varas de los Hermanos Mayores
se instalaron en nuestra mesa de representación y la presidencia estuvo ocupada
por los cuatro Hermanos Mayores acompañando a nuestro Presidente. Este culto
tuvo lugar en el único fin de semana de Cuaresma que los cultos
principales de las Hermandades
Penitenciales dejan libre, con la intención de no inmiscuirnos en las
Celebraciones ordinarias del resto de corporaciones.
La
tercera de estas Misas de Confraternización tuvo lugar el domingo 8 de mayo,
igualmente en la Iglesia Parroquial, a los pies de Nuestra Señora del Valle,
presidida por nuestro párroco D. Francisco J. Martín Sirgo y llevada a cabo en
comunión con la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío y con la Archicofradía de
María Auxiliadora. Esta Santa Eucaristía tuvo un matiz muy especial dado el
carácter mariano de todas las corporaciones que allí se encontraban y que bajo
distintas advocaciones tienen como fin primordial dar y extender el culto y la
devoción a la Santísima Virgen María, a la Madre de Dios. Al finalizar el culto
se hizo entrega, como en ocasiones anteriores, a los presidentes de ambas
Hermandades de la medalla conmemorativa de la Coronación Canónica de Nuestra
Señora del Valle.
El
sábado 9 de julio, se celebraba nuevamente una de estas Eucaristías con la
presencia de las Hermandades de la Santa Cruz, que cerraban este ciclo que ha
servido sin duda para estrechar los lazos de afecto y unión con el resto de
Hermandades; a las que agradecemos, de todo corazón, su participación.
El
jueves 8 de septiembre, tuvo lugar la última de las Misas de Confraternización,
en este caso con los Grupos Parroquiales canónicamente establecidos.
Entre
los momentos vividos en comunión con nuestras Hermandades en este año de la
Coronación Canónica y, especialmente, en el entorno de las Misas de
Confraternización, se debe reseñar la Bendición de un busto del Beato Juan
Pablo II durante la Misa de Confraternización concelebrada con la Hermandad de
Nuestra Señora del Rocío y la Archicofradía de María Auxiliadora. Este busto,
obra del escultor palmerino D. Martín Lagares, se sitúa junto a la Santísima
Virgen del Valle desde el momento de su Bendición.
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